viernes, 11 de mayo de 2007

La comunicación escrita y sus nuevos contextos

Reportaje a Daniel Cassany

No son pocos lo que suponen que la aparición de las nuevas tecnologías ha provocado consecuencias negativas para la apropiación de los conocimientos y habilidades que aplicamos al momento de producir un texto. Sobre este tópico consultamos a través de Internet al lingüista español Daniel Cassany.

Daniel Cassany es un especialista en la didáctica de la lengua cuyos aportes, junto a otros investigadores, han revolucionado la mirada tradicional que prevalecía sobre la enseñanza de la escritura.“Empecé mis estudios a finales del franquismo en una escuela religiosa de Vic (Barcelona) que, vista con distancia, resultó bastante avanzada: aprendí gramática generativa, diseño gráfico y plástica y teoría de conjuntos, además de leer el Nuevo Testamento y relacionar la palabra de Dios con los problemas de la adolescencia”, dice Cassany en una breve biografía. “El interés por la literatura me llevó a colaborar con la revista de poesía Clot (agujero), de la Plana de Vic, y a escribir cuentos y novelas que -por suerte del público y de mi imagen profesional- descansan en paz en un cajón. Me matriculé en la Facultat de Filología de la Universitat de Barcelona con la intención de convertirme en un escritor, pero terminé en 1984 sólo con un título de Licenciado en grado en Filología Catalana, con algunos conocimientos de lingüística y más habilidad para interpretar textos que para producirlos -además de algunas inquietudes políticas-”.
Al finalizar esta etapa ingresó a un programa de Formación de formadores en docencia de lenguas, de la Dirección General de Política Lingüística del Gobierno autónomo de Catalunya, que a la postre resultó decisivo para orientar sus intereses: “Salté de la literatura, a la lengua y a la didáctica, y del mundo académico al laboral. Durante más de dos años me formé en lingüística del texto, lingüística aplicada, metodologías de aprendizaje de idiomas, currículum y otras materias relacionadas con la enseñanza de la lengua. Por mi cuenta estudié terminología, análisis del discurso, psicología humanista, creatividad, psicoanálisis y bioenergética”.
Con este bagaje de saberes y experiencias, en 1987 regresó a la universidad para iniciar un doctorado en Enseñanza de Lenguas y Literatura, en el Departament de Didáctica de la Llengua i la Literatura, de la Universitat de Barcelona, y ocho años después defendió su tesis doctoral sobre lingüística aplicada a la empresa y actividades de formación de redactores profesionales. Desde entonces, ha centrado su actividad en el ámbito universitario, en sus vertientes de docencia e investigación.
Es autor de numerosos libros y publicaciones. “Describir el escribir”, “La cocina de la escritura”, “Construir la escritura y “Enseñar lengua” son algunos de sus libros más consultados por profesores y estudiantes de nuestro país. En todos los casos busca desmitificar la escritura, eliminar los prejuicios que normalmente todos tenemos al momento de enfrentar una página en blanco, para demostrarnos que, en primer lugar, las musas no existen y que se puede ser un buen escritor “en el sentido amplio de la palabra” aplicando recursos, técnicas y el desarrollo de habilidades que en todos los casos implican desechar por completo la idea absurda de que sólo unos pocos elegidos pueden producir un buen texto, es decir, un texto que cumpla con eficacia su finalidad comunicativa.
-Daniel, cuando todo el mundo está fascinado por las nuevas tecnologías que facilitan la comunicación, se observa que el dominio del sistema lingüístico no parece preocupar demasiado. ¿Comparte esta opinión? -No. Primero, mejor hablar de TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) y abandonar lo de nuevas... que ya no lo son tanto. Las TIC multiplican los canales de comunicación, amplían las posibilidades: antes sólo podíamos enviar cartas o fax, ahora también emails. Antes no podíamos pedir unas preguntas a un profesor que vive en otro continente, ahora podemos hacerlo y obtener respuesta en pocos días... No desaparece nada de lo que había antes, sencillamente se reacomoda a un nuevo contexto, con elementos nuevos.
-El ejemplo -si me permite la digresión- es este reportaje: yo desde Viedma y usted desde la lejana España interactuamos a través de Internet para producir esta nota.-Ciertamente. La actitud que tiene la población ante este hecho es de interés y estudio. Los lingüistas analizamos cómo se usa el lenguaje en este contexto (David Cristal, Susan Herring, Francisco Yus, etc.), que se denomina Comunicación Mediatizada por Computadora (CMC) y los usuarios estamos aprendiendo a comunicarnos con estos nuevos medios.
Es falso que con las TIC el dominio del sistema lingüístico sea menor, peor o deficiente. Esta apreciación se basa sólo en la lectura superficial de cuatro emails o de algunos fragmentos de chat y en la constatación de las faltas de ortografía que se cometen allí. Pero... ¿hay las mismas faltas en la web del Ministerio de Educación de Argentina? La revista electrónica Glosas Didácticas, de la Universidad de Murica, ¿publica artículos con incorrecciones gramaticales? Para nada. No hay que tomar una conversación informal de adolescentes en el chat o un correo personal espontáneo como la medida de todas las cosas... También hay que cambiar de actitud: las personas cuando nos comunicamos no pretendemos ser correctas o coherentes, lo que pretendemos en última instancia es que nos comprendan, que se entienda lo que queremos decir. Usamos la corrección y la coherencia lingüísticas para conseguir estos propósitos. Luego ocurre que en algunos chats privados o en algunos correos personales (como en las conversaciones entre amigos en una peña) no resulta especialmente ser correcto para ser comprendido... -¿Bastan a su juicio los aportes de la psicología cognitiva para la enseñanza de la escritura o hay que volverla a pensar desde nuevas perspectivas? -Creo que también hay que incorporar otros enfoques psicológicos.
La psicología cognitiva nos aporta una buena descripción de la mente, de sus procesos y de sus componentes, pero no todo es mente en el aprendizaje o en el uso lingüístico de las personas. Lo que hay en nuestra mente procede de la comunidad, del entorno en el que nos movemos. En educación, la psicología socioconstructivista aporta hoy miradas más ricas e interesantes para el aprendizaje.
-Si un docente le solicitara una serie de consejos para aplicar en la enseñanza de la escritura, ¿cuáles serían los más importantes que no dudaría en señalarle? -Hay un artículo mío en la revista de Murcia citada -y en mi web- que responde a esta pregunta. Cito ahora sólo de memoria algunos puntos: 1. Dedicar tiempo a escribir en el aula. 2. Poner a los chicos a escribir en parejas y grupos. Prohibir escribir individualmente (cómo mínimo en la planificación y la revisión; quizás puedan textualizar por separado). 3. Dedicar tiempo para que los chicos lean lo que escriben los compañeros. 4. Leer en cooperación: dialogar sobre lo que cada uno entiende y compartirlo. 5. Escribir textos auténticos, que tengan sentido en el mundo de los chicos. 6. Escribir en la red, electrónicamente. 7. Tratar la lectura y la escritura conjuntamente.
-Usted propone una nueva profesión, la del mediador lingüístico. ¿Para qué serviría? -Para que las empresas y las instituciones se comuniquen mejor en la comunidad. ¿Ustedes están satisfechos con la documentación administrativa de sus gobiernos?, ¿ustedes entienden sin dificultades los contratos de trabajo, los contratos de hipotecas, las leyes que regulan la vida de cada uno?, ¿ustedes pueden ejecutar sin error ni duda todas las instrucciones de los manuales informáticos o de los electrodomésticos?, ¿ustedes comprenden sin problema la información de los medicamentos? Yo no sé ustedes, pero yo no me resigno a no entenderlo. Me considero preparado para poder comprender cualquier cosa que afecte mi vida y creo que tengo derecho a comprenderlo. Un mediador lingüístico es un tipo que trabaja para conseguir este objetivo en diferentes instituciones. No es muy diferente de un psicólogo industrial, de un diseñador gráfico, de un economista o de un abogado que aporta los conocimientos de su disciplina para mejorar las organizaciones.
Cassany ha eliminado muchos de los prejuicios que giran en torno a la escritura. Por empezar decretó la muerte de las musas.
Analfabetismo digitalPara Cassany “el concepto de alfabetización ha cambiado y las exigencias cada día son mucho más amplias”. “Antes -reseña- saber leer y escribir era nada más que saber decodificar el código escrito, y con un dominio superficial de la alfabetización ya bastaba. Pero resulta que ahora estamos en un mundo cada vez más escrito, aunque aparentemente sea acústico, porque en la televisión mucho de lo que es oral es escrito. Entonces estamos en un mundo en que lo escrito es fundamental. Y el nivel de exigencia en términos de alfabetización es muy superior. Estamos llegando a la tercera dimensión, que es la digital; o sea que ya no se necesita sólo saber leer, escribir analógicamente con papel y lápiz, sino penetrar en otra dimensión, que es todo el mundo de Internet, de las computadoras. Ahora no estamos hablando sólo de un analfabetismo funcional, sino que estamos en un peldaño más, en el analfabetismo digital. El que no se agarra de este mundo -enfatiza- queda descolgado. Alfabetizar no es un concepto plano, de blanco y negro, es progresivo. El docente lo que hace es enseñar lo que aprendió. El docente no es el culpable, es la víctima. Somos las víctimas”.
La sagrada escrituraEl sistema de la lengua presenta dos grandes formas de funcionamiento y uso: el modo escrito y el modo oral. Mientras el primero no resulta común a todas las culturas, el otro presenta un carácter universal y natural, independientemente del estadio de desarrollo cultural de un pueblo dado.Tal vez por su carácter natural y universal, la oralidad nunca guardó el mismo prestigio que tuvo la escritura en el sistema cultural al que pertenecemos. Ahondar en las causas de este prestigio nos conectaría inmediatamente con las formas de funcionamiento de nuestras sociedades y en la relación estrecha que existe entre escritura y poder, escritura y dominación. La historia de la conquista de América es reveladora de esta relación en donde la escritura y su artefacto, el libro, fueron tan o más poderosos que la fuerza de las armas. Mencionar, aunque sea al pasar, las Sagradas Escrituras, es suficiente para reflexionar sobre el lugar que la escritura en general ha tenido y tiene para la cultura occidental.
Estamos en un mundo en el que lo escrito es fundamental y el nivel de exigencia en términos de alfabetización es muy superior.

Tomado de: noticias.net. Bariloche - Viedma - Patagones -- Año 7 • 2976 • Domingo 18 de Septiembre de 2005

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